jueves, junio 16, 2011

Daril Fortis

AUTOCONCIENCIA




Siente tu mente como un cuerpo.

Tu cuerpo como la mente.

Siéntela adentro.

Dispersa.

Los cables, los hilos mielínicos

los cordones de electrochoques azules.

Sentir que somos uno.

Saberlo.

Conocer nuestra totalidad,

conocer el cuerpo que movemos,

entender los movimientos desde el pensamiento.

Iones saliendo, entrando.

Saliendo.

Neuronas excitadas,

neuronas de ojos blancos,

neuronas en orgasmo.

Pulpos del pensamiento que estallan en una

niebla gris que sacude,

se expande

que existe desde la carne

fluye como bruma morada

se entremete por tus intersticios

te invade

te coloniza.

Mi voz coloniza tu cuerpo,

llega

se asienta

te golpea

te da microgolpes

nanogolpes

testerea tus moléculas

las hace reír,

les provoca cosquillas con sus nanolenguas

rosadas

que lamen frenéticas sus enlaces,

sus brazos de fuerzas de Van Der Walls,

sus puentes de hidrógeno,

sus polaridades.

Siente entonces como tus ojos cambian,

tus pestañas

tus labios

tu sexo

cambian desde adentro,

desde el intersticio,

desde el microcorazón del mundo

del universo,

de los universos que te forman,

que chocan

se estrellan unos con otros

provocando infinitos big bangs,

que se expanden para hacerte volátil

y dejarte la opción de flotar,

de volar dentro de este cuerpo

que llamamos cosmos.



GLORIFIQUEMOS



Agradezcamos la perversión del mundo.

Santifiquemos a los violadores,

cantemos el nombre de pedófilos.

Que los espectaculares muestren los rostros sonrientes de asesinos.



Realicemos certámenes entre sicarios,

demos reconocimiento a los mejores ladrones,

que la corrupción sea materia esencial en la educación.



Glorifiquemos la maldad, el lado opaco de la existencia.

Otorguémosle la justa importancia

para lograr el equilibrio.



POSNARCOTERRORISMO



Somos nosotros.

Somos las malas compañías,

los niños de los que te alejaron tus padres.

Somos los infantes olvidados por el pensamiento de la urbe.

Somos los cuerpos decapitados,

los cuellos lascerados por los cordones que nos asfixiaron.

Somos los cráneos oradados por las balas de tus ojos.

Somos el producto del mercantilismo,

los zombies del crecimiento económico.

Somos el platillo mexicano hecho hombre.

Somos las manos, el dedo que ajusta el gatillo.

Somos la desesperación del mundo en papeles verdes.

Somos los niños sin letras

las madres y esposas que soportan, que nos portan.

Somos la incredulidad del día.

Somos los machos, los peleoneros.

Somos los niños de blanco con el juramento escapando por las yemas.

Somos la corrupción con nombres y cargos.

Somos el feto del deseo mal logrado.

Somos los sicarios enjutos y marginados.

Somos la sociedad esquizofrénica.

Somos los morfismos de la muerte nueva.

Somos los cuerpos fragmentados

las mentes acribrilladas por el miedo.

Somos el tercer cuerpo mutilado.

Somos el simbolismo hecho pedazos.



HISTORIA



Al pronunciarte te toco.

Toco tu cuerpo, tu nombre, tu imagen,

toco tu inexistencia en la mente de millones.

Cuán poderosa es la voz,

cuánto poder puede encapsularse en las palabras,

cuántas mentes citadas.

Porque cuando digo

hombre

se desprenden de los cuerpos

millones de representaciones simbólicas,

millones de hombres dismorfes

que se aglutinan en mis labios,

en mi lengua que se contrae y relaja.

Y cuando digo corazón

secuestro a los corazones del mundo

entre mis manos imaginarias

los aprieto, los junto y

creo un corazón con miles de latidos,

un corazón arrítmico

condenado a una vida de muertes espontáneas

y resucitaciones súbitas.

Y cuando nuestras palabras sean erráticas o inconclusas

excitaremos símbolos quiméricos,

de ojos inacabados, de pies mutilados por nuestra lengua

destrozados por nuestras dentelladas silentes.




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