Por. David H. Rambo
Soy de una isla nublada por ideas y eternamente
atormentada por lluvias de nostalgia, gotas
constantemente contaminadas con crisis, paranoia
y errores.
Una isla flotante que parece producir más
vueltas que líneas rectas.
Soy de un barco que navega el mar de una
existencia in-auto-gobernable, con un pirata al
mando.
"Disponibilidad para acoger y hasta para apropiarse
lo que considera válido en el mundo de las otras
culturas"
-Westphalen-
Soy de (inédito e interminable)
Soy de la semilla de una diáspora. Nací en
cualquier hospital y por debajo de los puentes
de la globalización, crecí en las vías del
consumo global y sigo consumiendo las mismas
vías en que crecí.
Crecí por dos calles y me volví esquina.
La Moneda esq. El Volado(estas dos calles nunca
van en la misma dirección, pero siempre van).
Soy el volado, la pregunta en el aire. Soy la
moneda, que sólo hasta caer decide.
Un autobús es la respuesta a varias preguntas.
¿Cómo ir? ¿Qué hacer? ¿Dónde dormir?,
Del barrio nómada. Por las vías del tren y la
terminal de buses, cerca el aeropuerto.
De los que viajan solitos a tu lado en el metro,
chiken-bus, avión, lancha, micro, pecera, en la
misma vida, y sobre la acera en tenis.
De una pregunta y de su respuesta. De los que
buscan ambas.
De donde existencial y absurdo. De donde tomar
es ser, viajar es ser, escribir es ser.
Si bien una patria propia andante y alternante -
una colonia del imperio de la globalización.
Pirata a todo lo otro ser de. Navegar la vereda
de todo lo visto soy,
El ¿qué hacer? sin respuesta, y pues,
"voy por más palabras porque las que traía,
se acabaron"
-Payasa en el Metro, Línea 2-
Pocos carros duermen con los ojos cerrados.
Algunos no duermen, su asiento caliente va
transbordando de chofer a chofer.
Los carros sonámbulos y la ciudad no carecen de
necesidad.
Algunos carros andan heridos, despintados, rayados,
chocados, enfermos.
Algunos más que otros.
Carro: máquina de varias máquinas.
El yo de un carro su chofer.
Máquina que interpreta y coordina las funciones de
máquinas maquinando.
Impulsadas por el yo chofer.
Impulsadas por nosotros chóferes.
MÁS
Muy pocas veces soy el pasajero de mi taxi.
Mi ser es taxi, soy el “yo taxi”.
Mis ideas son pasajeras.
Mis destinos son pasajeros.
¿Manejo?
¿Y si se me olvida acariciar el volante?
¿Y los pedales?
Mi fuerte no es coordinar velocidades.
Soy taxi.
El letrero de libre ilumina la ventana de mis ojos.
Debajo del polvo y mugre de mis pies,
las calles,
de la ciudad,
de mi ser.
En el semáforo una mujer juega a las pelotas,
malabarea mis pensamientos.
En un charco, el reflejo
de mi ser,
un yo del futuro,
yo el peor de todos.
Basura descartada en la calle por falta de un
uso práctico.
La mía es una historia similar.
Yo,
Polvo para lavar ropa,
polvo para lavar trastos,
polvo para inhalar,
polvo que crea la fricción entre los pies y el
cemento,
jungla de concreto.
Hay que barrer.
Barrer los pisos.
Sacudir la ropa.
Barrer el polvo.
Sacudir la gente.
Polvo descartado por falta de un uso práctico.
Constante movimiento.
Mugre caminante.
Mancho la vida perpetua con mi muerte constante.
El pasado es de mugre;
el futuro será de polvo.
Coca Cola en polvo.*
Jabón en polvo.*
Caldo en polvo.*
Leche en polvo.*
Agua en polvo.*
*Sólo habrá que agregarle agua a esta mugre.
Para ser poeta, ¿hay que estar donde los poetas?
NO.
La poesía tiene que estar dode yo, o por lo menos donde mi pluma besa el papel.
Levanté la pluma.
Rompí la pagina.
Buscaba algo mas profundo, quizás alguna herida vieja,
algo que yo he hecho mal,
algo peor que mmi mal escrito.
¡SI! Mal escribir, porque decir requiere voz y mi voz mal escribia el decir de mi mal.
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