Elia Casillas: -toma tu loca

 

No sé si contarles esto que me pasó. Dejen lo pienso cinco minutos. Va. En esos días, MEL estaba con los Algodoneros de Guasave. A MEL nunca le importó donde viviéramos, él sabía que si la casa estaba fea, yo la iba a componer. A mí no me agradó que, siempre hubiera un hombre fuera de ella, un vigilante, el hombre podía cambiar de ropa, incluso de cara, pero nunca de oficio, su trabajo era estar al pendiente de la casa. MEL dijo que eran mentiras, que yo estaba loca que el individuo trabajaba enseguida. Puede ser -contesté- pero no me gusta que siempre esté viendo para acá. Figuraciones tuyas -dijo. Él siempre se iba todos los domingos a desayunar con su madre. Un día, de esos domingos, escuché a alguien dentro de la cochera y grité, pensando que era MEL. Nadie contestó y cuando vino, se lo comenté. -Estarías soñando, ¿quién se va a meter a la casa? Soñaste -concluyó. Ya no discutí, terminaría llamándome loca. A los días y ya entrado diciembre, se me apagó el boiler y subimos a prenderlo, ¡oh, sorpresa! La casa contaba con tres cuartos pequeños en la parte superior, limpios, exageradamente limpios. Antes, debo aclararles que cuando el equipo viajaba, yo me venía a Navojoa. Me llamó la atención que las habitaciones estuvieran sin polvo. Tres cuartos desocupados. Un día, fui a dejarlo al estadio, al lado derecho o frente al parque había un OXXO, observé a un grupo de soldados, me pareció que nos esperaban. Cuando él se bajó, pasé de largo al Walmart y por el espejo retrovisor me percaté de que me seguían, pero yo estaba tranquila, así que me estacioné, ellos hicieron lo mismo. Cuando iba a entrar, uno de ellos, casi me pega con la culata de la ametralladora, vi al policía de seguridad y le dije que ya nadie tiene educación, -vea, casi me atropella y se va como si nada. Pues ya ve, -contestó el uniformado. De nuevo, le conté a MEL jajajajjaja ay Dios, no aprendo. -Estás loca, son figuraciones tuyas. Era fin de año y nos fuimos a un ejido, a cenar con uno de sus tíos. Él, le preguntó a MEL dónde vivíamos y MEL le dio santo y seña. Oye Mercedes, pero este amigo es mañoso, ¿qué no sabías cuando rentaste la casa? POM POM POM. Toma tu loca, -le dije.