Una noche fui a la plaza 5
de Mayo. Estacioné mi automóvil cerca de donde está la vendimia de elotes cocidos. La plaza estaba bien alumbrada, los padres de familia traían a sus hijos y algunos paseaban a los nietos. Son como diez puestos y ahí tengo una amiga, la mayoría son familia. Llegué con mi amiga que vende elotes y me sirvió unos tostitos con
maíz. En eso, apareció un joven con un niño como de seis años, un chaval
regordete, apiñonado, muy parecido al chico que lo traía, pensé que eran
hermanos. El muchacho manejaba una motocicleta, bajaron, se quitaron los cascos
y saludaron a mi amiga con mucho cariño, ella también demostró su amor por
esos críos. Luego, se fueron porque el niño quería pasearse en el
trenecito de la plaza. "Elia, el muchacho es mi hijo y el buqui (niño), es
mi nieto." Me sorprendí. "Una madrugada mi hijo me llamó, estaba muy
asustado, y me pidió que llevara una cobija. ¿Qué pasa, para qué quieres la
cobija? Era enero, hacía mucho frío y él me dio la dirección de una calle.
Cuando lo levanté, traía a un recién nacido envuelto en una sábana, la sábana
estaba ensangrentada, yo no entendía nada. Inmediatamente nos fuimos al
sanatorio con el niño. En el camino me contó que el bebé era su hijo, y que su
novia se lo había regalado, que ella se había quedado en su recámara, luego de
parirlo. Entramos al sanatorio, revisaron al bebé y estaba bien, mi hijo le
había cortado el cordón umbilical, pero yo seguía pensando en la novia de mi
hijo. Al niño tuvimos que ingresarlo y mi hijo no quiso moverse del cunero,
entonces, me fui a la casa de ella y hablé con los padres, casi amanecía. Inmediatamente,
la trasladaron al sanatorio, y también se quedó internada. Ellos eran demasiado
chicos para casarse y ella no quiso vivir con mi hijo, pero su papá le dijo que
él si quería a su nieto. Desde ese día, mi hijo buscó un trabajo de medio
tiempo y se hizo cargo de la manutención de mi nieto, todos los fines de
semana, el niño la pasa con nosotros, yo amo a mi nieto y ve mi hijo..."
Pienso en el adolescente, pudo irse y dejar a la novia embrocada, pero no la
abandonó, estuvo con ella en el parto, puso a salvo a su niño y hasta la fecha,
él es el responsable de su criatura. Hace tiempo no voy a la plaza 5 de Mayo, a
veces es bueno escuchar estas historias, uno regresa llena, feliz, y con la pila cargada.
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