martes, octubre 11, 2022

Elia Casillas

 


 


Desamor: estado en desgracia.


 

 Amor:  (h)estado en gracia.

 

 La literatura me dio libertad y la poesía alas: Soy inocente.

 

Hasta que se desvanecen en la memoria, pasan como el viento: Los

 amores.

 

Como la humedad de la casa vieja, algunas ausencias llegan a los

 cimientos y la desploman.  

 

Mientras nos fragmentamos, nos reconstruimos, y así

 sucesivamente.  

 

El estilo te descubre, aunque sólo seas un cadáver en la

 entre línea del arte.

 

Ningún homicida iguala a mis muertos, ni siquiera la realidad

 espeluznante del asesino serial.

 

El amor construye, el desamor hace de las suyas.

 

Una luciérnaga es un bosque de fuegos artificiales.

 

Cuando la musa se presenta, la palabra muerde, pica, punza,

 desgarra, patea, rompe.

 

Si Dios nunca duerme, ¿de quién son los ronquidos espaciales?

 

Como a la tierra, nos sostiene el fuego desalmado de las entrañas.

 

La eternidad es una promesa, hay que vivir ilusionados, es lo único

seguro del creyente.

 

La fe, es el paracaídas del religioso.

 

La esperanza, es la madre del desgraciado.

 

El pájaro también tiene miedo cuando lo sueltan, la Muerte, no

respeta a nadie.

 

Nacer, morir, y en el paréntesis, el camino es desliz y purificación.

 

Nadie está a salvo de la Muerte, salvo la Muerte.

 

La Muerte es un pájaro de alas luminosas.

 

No es la Muerte lo que busco en el poema, sino la vida que aún late,

 en la poesía de los muertos.

 

Los grillos no buscan público, sus notas son el concierto que alza y

 prolonga el insomnio. Ellos lo saben.

 

Los años no definen a una persona, sólo el canto de sus huesos, la

 sonrisa y las rugosidades del camino.   

 

 Algunos ancianos mueren jóvenes.

 

En el brinca brinca, hay caídas que nos dejan sin estrellas,

 estrellados, y sin noche.

 

El fantasma que vive entre los muros de la casa, es posesión no

 considerada en el inventario personal.

 

El pasado, es el lugar común más concurrido.     

 

El presente, cita continuamente el mañana, pero no viaja al futuro

 un día antes, excepto los clarividentes, que desgastan con

 profecías el corredor de las eras.

 

El pasado y su bisturí en llamas.

 

Las palabras se fumaron mis ideas.

 

Vacío: palabra que hay que llenar, de ser posible, con sueños.

 

La nada, el hoyo que nos aísla.  

    

El amor sostiene fuegos, perfumes, hogares, flores.

 

Palabras, en el silencio, memoria y felicidad, son un desastre.

 

Dos cuerpos ardientes son hoguera y la hoguera: un instante

 encendido.

 

No enciendas fuego, cerca de una mujer ardiente.

 

 Pájaros, poemas del árbol manchando las avenidas.

 

El árbol sabe que un día encenderá libros, mentes, malignidades.

 

Los poetas son baladas universales.

 

El poeta es un lugar común.

 

Ausencia: el hueco que dejan los pájaros cuando se van de la

 función.    

 

Los líos del corazón, se escriben con sangre y tinta invisible.    

 

Entre renglón y renglón, hay un fantasma que come, sueña, baila y

 hace piruetas, sin tocar jamás las líneas.  

 

La soledad es una cobija con dientes.

  

La perfección se reconoce en el endurecimiento de la soledad y se

 dignifica en los muebles de los días.

 

Ensamblar al universo con el oído, la oreja con la tierra, con el

 pueblo, con el gemido encendido.

 

Si nos encontramos, que sea en la sopa de fideos.

 

En el pecho de un árbol, también late el fuego de Dios.

 

El poeta y su tinta arden, se envalentonan, quieren decir algo:

Nada.

 

El silencio danza, el muro se lamenta.

 

Del silencio al silencio: Un puente callado.

 

Es excesivo el silencio de la ausencia.

 

Sabía que algunas ausencias, matan, rejuvenecen.   

 

El milagro eres tú, tú y tus parabienes.

 

Antes de que tomes una decisión, busca una báscula.

 

Las malas decisiones tienen voz y rostro, las buenas, también.

 

El trabajo de un sólo hombre, cambió la historia de la

 humanidad.   

 

La vida es más ligera, si tienes fortaleza para sostener tu ego, por

 encima de su gravedad.

 

El poeta siente la luna y, su musa lo ampara al pie de la palabra.  

 

Es lo que es, la poesía no se justifica, el poeta sí.

 

 A veces, ni el espejo quiere vernos.

 

Siempre me asustó la oscuridad, la oscuridad con la que veo al

 mundo.

 

La  literatura delata, sella, exhibe con maestría los intestinos de

 vivos y muertos.

 

Más tarde, la luz se apagará, como un puño de nublados volaremos

 al ardiente silencio.   

 

Me consumes, como la poesía, te adueñas de mis sostenes y

 favores.

 

 La única forma de dialogar con un oso es de lejos, muy lejos, como

 en una película, o en un documental de National Geographic.      

 

El ritmo, es la respiración en la obra, apocalipsis en oleaje

 artístico, la danza aterradora de la creatividad.    

 

La vida, es la universidad que nunca da un título para colgarlo en

 la pared.

 

Dios es padre y como padre, corrige.

 

Dios no perdona, si así fuera, Satanás estaría con Él.

 

 La lluvia humedece a la naturaleza, la mano de Dios la fortalece.

 

El hombre, es el ego de Dios hecho carne.

 

El bien y el mal vienen de Dios.

 

Satanás también es hijo de Dios.

 

Nacemos con el bien y el mal incluidos.

 

La fe, hizo de la montaña una metáfora.     

 

Ateos y creyentes tienen algo en común: Dios.

  

 Impresa en el fuego del papel: la palabra.

 

El pájaro vuela, según el talento de sus alas.

 

Alguien dio un salto de fe y las montañas armaron su fandango.

 

Explotó Hiroshima y tres días después Nagasaki. La fe no

intervino, porque como dice el Señor: la fe sólo mueve montañas,

 no mata

 

Luego de que conoces el quién, quieres saber el dónde.

 

Honramos a Dios cuando danzamos.

 

¿Quién nos asegura que es mejor un mundo real, si para sobrevivir

 tenemos que hacer barbaridades?

 

Cada quién escoge su manicomio, aunque desconozca su locura.    

 

Cuando vi el puñal, del castillo ya no quedaba ni el polvo.

 

El templo estaba lleno de diablos, uno menos, no haría diferencia:

 Me fui.

 

La literatura se adueña de todo, no le gustan las medias tintas.

 

Sin el ser humano, Satanás no tendría qué hacer.

 

Reina la Muerte en los cementerios y en la naturaleza: Reina.

 

El ego es una carga, bienaventurados los que están libres del yo.

 

¿Qué sería del yo, sin ego…?

 

Si el ego es más grande que tú, terminará contigo y tus

 alrededores.  

 

Cuida que el ego, no esté sobre tu cabeza.

 

Que el ego no permanezca en tu corazón.

 

Sin ego, víctima a perpetuidad. 

 

Mantén apartado tu ego, como el enemigo que se ve a distancia.  

 

Apareció, surgieron los fallecimientos y, el dolor como una daga, se

 hundió en el planeta.

 


No sé si hay un grillo dentro, o fuera de mi cabeza, lo único seguro es que:

 No para de cantar.


 

  

 

 

Mazatlán, Sin. Febrero/5/2020

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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