miércoles, agosto 31, 2022

Elia Casillas: POR ESTA HEBRA

 


Tanto amor

 

y no escuchas,  

 

entre nosotros un infierno gana

 

ni siquiera la pasión es

 

suficiente para alzarnos,

 

no existe en este apego una

 

 victoria,

 

-sin embargo- reconocí tu

 

 corazón entre las piedras

 

y me duelen los labios,

 

me duelen,

 

porque no puedo beberme tus caídas.


Mi voluntad es este reino donde paras

 

debimos irnos en el agua de los árboles,

 

sin rencores, penas, aplausos,  

 

ayudarle a la casualidad un segundo,

 

ser una farsa más de la mano 

 

y de la cruz de fuego en la entrepierna,

 

que aún tiene tu respiro

 

y se alimenta bajo la estela de estos muslos.

 

Mi ángel no escucha. ¿Te fijas?             

 

¡Me quitó de su lista!

                   

Mi ángel escucha,

 

se ahorcó anoche con tus gritos.

 

Tengo las manos azules  

 

y un desamparo pudre el pecho,

 

hoy no canta la piel en tu saliva  

 

ni el yo se quiere solo, 

 

ese beso rompe dulcemente

 

y destruye mi vida con su lengua.

 

No me abraces fuerte

 

Dios ve,

 

y podría borrarnos de un dedazo.

 

Desde mí soñadora escribo

 

en un papel de asombro,

 

supliqué celo en la ermita

 

y asustamos la paz de los santos,

 

éramos acróbatas del domo,

 

dos ilusos, viendo el mundo desnudarse.

 

Revisa, no tengo grietas,

 

el polvo de la ciudad me ha curado,

 

los chamanes escupieron mis heridas,

 

ahora, soy un ladrillo más de esta casa.

 

Entre usted y yo hay una hebra,

 

no la corte,

 

tampoco la deje crecer,

 

un filamento de ternura podría matarnos.

 

Éste es mi amor, mójese los ojos,

 

el pensamiento,

 

deje que le toque el corazón

 

y escuche el ombligo,

 

hay muchas historias en la espalda,

 

conviene ser texto,

 

permita que lea,

 

mientras la noche aplaude.

 

Entre usted y yo,

 

hay un calor tallándose,

 

no mienta, a Dios nadie lo hace tonto,

 

ni siquiera usted que es luz 

y no reza,

 

pero prende soles en mis huesos

 

usted ha de cambiar de callejón

 

para que el destino me socorra.




 

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