BALADA DE LA MUCHACHA ZANAHORIA
Por Margarito Cuéllar
…y esa mujer de larguísimas piernas
y rostro anguloso y voz recién salida del amor
o simplemente del humo de un cigarro…
JOSÉ CARLOS BECERRA
Crece con el verano de mi huerto, así responde al abono de mis huesos y al llamado del sol. Doble es el río que desborda sus ojos, plaga mía. Sabe a gelatina de frambuesa. A su cintura más de uno, infame turba, desearía enredarse como arbusto feliz. Esa mirada de muchacha con sed seguro la aprendió en un curso intensivo para secretarias. Quiere la suerte, marchantes en el mercado de la vida, el amor no se entienda en nosotros. Y se aleja mayúscula, inmortal, en su voleo de lunes por la tarde.
BALADAS A ESTUDIANTES QUE SE GRADÚAN
Por Margarito Cuéllar
¿Aprendieron el ABC del amor compartido?
¿Forjaron cigarros de marihuana
con su maestro de hermenéutica?
¿Qué dices, amor, de la embriaguez?
Háblenme si quieren,
mientras sus medias forman
viboritas en el piso
de teorías par el estudio del barroco,
del virus de la tristeza de los cítricos,
de monumentos a la lingüística aplicada.
¿Hicieron strip tis en el cuarto sediento
de un estudiante pobre?
¿Qué les dicen John Keats, Leonard Cohen
las mañanas de lluvia y Monterrey?
¿Aprendieron el braille del amor?
No me hablen de momias eruditas
de cursos intensivos o Gabriela Mistral,
no ahora que las hormigas
hacen un análisis semántico
en la textura de la piel.
Rosa de Facultad, licenciada en letras o en historia,
¿y el homogéneo fuego que sucede
en el rincón despierto de algún cine?
¿El diablo del deseo
las acosa en su potro de hierro?
¿Se encomiendan a San Juan de la Cruz?
¿Vuelan los aeroplanos de Huidobro
y las noches de hotel de San López Velarde?
Este calor ajeno que nos mata
junio ha de ser en su silbato loco.
POESÍA
Por Margarito Cuéllar
Loba chillona
exclusiva edecán de la belleza
rimbaudveloz,
apollinagua,
mallarluz.
BIBLIOTECAS
Por Margarito Cuéllar
Mi biblioteca no contiene libros, contiene saltos de agua
Risas océanos donde respira el mar,
heridas luminosas que se quiebran, líquida forma de interpretar el
[mundo.
Mi biblioteca no tiene enciclopedias
sólo nombres de países remotos
Ninguna Parte, Babel, Aucarimántima.
En mi biblioteca no hay diccionarios
sólo libros en blanco ilustrados por preguntas.
No hay en mi biblioteca joyas de la tipografía
y sí computadoras que piensan por nosotros.
Si buscan a Dante hallarán una hoguera.
Si aspiran a un Borges se apagarán las luces
y un laberinto lleva al jardín de los senderos que se bifurcan.
No se lamenten si los pisan cuando busquen en la K de Kafka.
En vez de las obras completas de Eliot
un nintendo Wii:
Nietszche y su Hermana se Divierten.
El Doctor Freud en el Diván de los Insomnes.
En mi biblioteca Frankistein toma sangre de soya
y el Marqués de Sade, arrodillado ante el amor
pide perdón por vivir la época equivocada.
En mi biblioteca no hay libros, sólo contenedores de sueños,
manuscritos sobre barras de hielo, obras selectas del fuego,
antologías del aire.
CIUDADES
Por Margarito Cuéllar
Quien visita mis ciudades
las halla fortificadas por murallas de sueños.
Comala: muertos emparientan con muertos,
resucitados con resucitados.
En Luvina el aire seca la memoria
y el sol protagoniza la opereta del diablo.
Gomorra: pasada la noche la rumba sigue:
pericos de alas falsas, ninfas en la niebla
nombres que japuestan al amor
la vida de un instante.
Sodoma: Placer esquina con Dolor.
Viajero, si vas de la región más transparente al Leteo
conserva este muestrario de capitales de bolsillo.
¿Qué fue de Troya y los últimos días de Pompeya?
¿Y Tunja, Ciudad de los Poetas?
¿Y Bogotá la Horrenda y México la Infame?
Planos de ciudades a las que el que entra no sale.
Migajones de pan devorados por las hormigas.
PAÍS
Por Margarito Cuéllar
Estábamos un poco nerviosos por la situación de la patria
y a diario dañábamos la capa protectora de los sueños.
SUEÑO DE LA PANTERA
Por Margarito Cuéllar
Las mujeres que sueñan con gigantes dan miedo. Siento que un día encarnarán en lo que sueñan y me darán trato de hormiga y tendré que subirme a un árbol para acariciarlas o usar zancos para robarles un beso. Si despiertan me pedirán que las dome. Prefiero las mujeres pequeñas a las que les acaricias el cuello y gimen con suavidad como si las ordeñas o les disparas con pistola de agua.
La casa de las mujeres breves es la nuez. La pantera lo sabe, se contrae, afila sus garras en mi corazón. Mi corazón volátil como los buenos días y las plumas de la felicidad.
Margarito Cuéllar es poeta, narrador y periodista originario de San Luis Potosí, México. Estudió periodismo y una maestría en artes en la Universidad Autónoma de Nuevo León. En 2003 obtuvo el premio de Poesía otorgado por Radio Francia Internacional. Sus libros de poemas más recientes son Estas calles de abril / Saga del Inmigrante, Aldus / Universidad Autónoma de Nuevo León, 2008. Arresto Domiciliario, Punta Umbría, España, 2007) y Noticias de Ninguna Parte, Conarte / Ayuntamiento de Santa Catarina, México, 2007. Autor del libro de cuentos Los riesgos del placer. Beneficiario del Programa de Apoyo y Fomento a Coinversiones Artísticas y Culturales del Fonca (1998-1999 y 2003-2004) y del Programa de Residencias Artísticas México-Colombia (1998-1999). Actualmente radica en la Ciudad de México.
Gracias, Mijail Lamas

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