miércoles, febrero 03, 2010

Margarito Cuéllar

BALADA DE LA MUCHACHA ZANAHORIA


Por Margarito Cuéllar





…y esa mujer de larguísimas piernas

y rostro anguloso y voz recién salida del amor

o simplemente del humo de un cigarro…

JOSÉ CARLOS BECERRA



Crece con el verano de mi huerto, así responde al abono de mis huesos y al llamado del sol. Doble es el río que desborda sus ojos, plaga mía. Sabe a gelatina de frambuesa. A su cintura más de uno, infame turba, desearía enredarse como arbusto feliz. Esa mirada de muchacha con sed seguro la aprendió en un curso intensivo para secretarias. Quiere la suerte, marchantes en el mercado de la vida, el amor no se entienda en nosotros. Y se aleja mayúscula, inmortal, en su voleo de lunes por la tarde.







BALADAS A ESTUDIANTES QUE SE GRADÚAN

Por Margarito Cuéllar



¿Aprendieron el ABC del amor compartido?

¿Forjaron cigarros de marihuana

con su maestro de hermenéutica?

¿Qué dices, amor, de la embriaguez?

Háblenme si quieren,

mientras sus medias forman

viboritas en el piso

de teorías par el estudio del barroco,

del virus de la tristeza de los cítricos,

de monumentos a la lingüística aplicada.

¿Hicieron strip tis en el cuarto sediento

de un estudiante pobre?

¿Qué les dicen John Keats, Leonard Cohen

las mañanas de lluvia y Monterrey?

¿Aprendieron el braille del amor?

No me hablen de momias eruditas

de cursos intensivos o Gabriela Mistral,

no ahora que las hormigas

hacen un análisis semántico

en la textura de la piel.

Rosa de Facultad, licenciada en letras o en historia,

¿y el homogéneo fuego que sucede

en el rincón despierto de algún cine?

¿El diablo del deseo

las acosa en su potro de hierro?

¿Se encomiendan a San Juan de la Cruz?

¿Vuelan los aeroplanos de Huidobro

y las noches de hotel de San López Velarde?



Este calor ajeno que nos mata

junio ha de ser en su silbato loco.











POESÍA

Por Margarito Cuéllar



Loba chillona

exclusiva edecán de la belleza

rimbaudveloz,

apollinagua,

mallarluz.









BIBLIOTECAS

Por Margarito Cuéllar



Mi biblioteca no contiene libros, contiene saltos de agua

Risas océanos donde respira el mar,

heridas luminosas que se quiebran, líquida forma de interpretar el

[mundo.



Mi biblioteca no tiene enciclopedias

sólo nombres de países remotos

Ninguna Parte, Babel, Aucarimántima.



En mi biblioteca no hay diccionarios

sólo libros en blanco ilustrados por preguntas.



No hay en mi biblioteca joyas de la tipografía

y sí computadoras que piensan por nosotros.

Si buscan a Dante hallarán una hoguera.

Si aspiran a un Borges se apagarán las luces

y un laberinto lleva al jardín de los senderos que se bifurcan.

No se lamenten si los pisan cuando busquen en la K de Kafka.



En vez de las obras completas de Eliot

un nintendo Wii:

Nietszche y su Hermana se Divierten.

El Doctor Freud en el Diván de los Insomnes.



En mi biblioteca Frankistein toma sangre de soya

y el Marqués de Sade, arrodillado ante el amor

pide perdón por vivir la época equivocada.



En mi biblioteca no hay libros, sólo contenedores de sueños,

manuscritos sobre barras de hielo, obras selectas del fuego,

antologías del aire.





CIUDADES

Por Margarito Cuéllar



Quien visita mis ciudades

las halla fortificadas por murallas de sueños.



Comala: muertos emparientan con muertos,

resucitados con resucitados.



En Luvina el aire seca la memoria

y el sol protagoniza la opereta del diablo.



Gomorra: pasada la noche la rumba sigue:

pericos de alas falsas, ninfas en la niebla

nombres que japuestan al amor

la vida de un instante.



Sodoma: Placer esquina con Dolor.

Viajero, si vas de la región más transparente al Leteo

conserva este muestrario de capitales de bolsillo.

¿Qué fue de Troya y los últimos días de Pompeya?

¿Y Tunja, Ciudad de los Poetas?

¿Y Bogotá la Horrenda y México la Infame?



Planos de ciudades a las que el que entra no sale.

Migajones de pan devorados por las hormigas.

PAÍS

Por Margarito Cuéllar



Estábamos un poco nerviosos por la situación de la patria

y a diario dañábamos la capa protectora de los sueños.











SUEÑO DE LA PANTERA

Por Margarito Cuéllar



Las mujeres que sueñan con gigantes dan miedo. Siento que un día encarnarán en lo que sueñan y me darán trato de hormiga y tendré que subirme a un árbol para acariciarlas o usar zancos para robarles un beso. Si despiertan me pedirán que las dome. Prefiero las mujeres pequeñas a las que les acaricias el cuello y gimen con suavidad como si las ordeñas o les disparas con pistola de agua.



La casa de las mujeres breves es la nuez. La pantera lo sabe, se contrae, afila sus garras en mi corazón. Mi corazón volátil como los buenos días y las plumas de la felicidad.


Margarito Cuéllar es poeta, narrador y periodista originario de San Luis Potosí, México. Estudió periodismo y una maestría en artes en la Universidad Autónoma de Nuevo León. En 2003 obtuvo el premio de Poesía otorgado por Radio Francia Internacional. Sus libros de poemas más recientes son Estas calles de abril / Saga del Inmigrante, Aldus / Universidad Autónoma de Nuevo León, 2008. Arresto Domiciliario, Punta Umbría, España, 2007) y Noticias de Ninguna Parte, Conarte / Ayuntamiento de Santa Catarina, México, 2007. Autor del libro de cuentos Los riesgos del placer. Beneficiario del Programa de Apoyo y Fomento a Coinversiones Artísticas y Culturales del Fonca (1998-1999 y 2003-2004) y del Programa de Residencias Artísticas México-Colombia (1998-1999). Actualmente radica en la Ciudad de México.
  Gracias, Mijail Lamas

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